miércoles, 21 de enero de 2009

Mi iniciacion con los hombres y el sexo gay

Esto me ocurrió en uno de mis viajes acompañando a mi padre en sus diversos trabajos dentro del país, estando en un pueblito muy lindo el cual se llama Danlí, nosotros somos de Honduras.

Estando en mis recientes 18, llegué buscando a mi padre a un hotel en el que alojaban por mes o diario a los huéspedes, todo normal; me presenté y me indicaron que él volvía después de las 5 p.m. y que ya había dejado instrucciones. Me entregaron la llave del cuarto pero me indicaron que por cuestión de mantenimiento hoy y mañana estaríamos en un sector que construyeron con carácter temporal y que luego nos trasladarían.

La habitación de madera pero bien armada, con sus retoques entre pieza y pieza de madera para que no se viera nada y las camas pulcras y olorosas a limpio, me instalé, me fui al baño a darme un duchazo y me observé en el espejo ese cuerpo de chaval que va iniciándose a la adolescencia con unos calenturones por sexo que revientan, de cuerpo algo rellenito pero para nada despreciable, trigueño claro, ojos café claro, pelo negro algo crecidito, unos labios carnosos y un coqueto lunar en la mejí a derecha que todos tenían que ver con el.

La llegada de mi padre fue normal, cenamos en un comedor típico del pueblo que servían muy delicioso y luego de eso la llenura, el viaje y lo agitado del día me fui a dormir pronto. No se cuanto tiempo pasó, pero un ruido de cerrar con fuerza la puerta y un rayo de luz que pegaba a mi cara directamente me despertó, era el cuarto de al lado que tenía un área que era madera y colindaba con el cuarto nuestro. Yo observé en la cama y vi a mi padre dormido, es de sueño bien pesado, con curiosidad no se de donde me levanté para ir a ver a quien pertenecía ese cuarto.

Nunca había visto a un hombre adulto desnudo, pero me llamó la atención ese tipo de unos 21 años que después sabría que su nombre es Carlos. Estaba comenzando a desnudarse y dejando a la vista unos pectorales fuertes, de estomago no plano pero si de esos que no tienen más de lo requerido y unas espaldas anchas y fuertes, con unos bíceps que nunca había notado antes.

Que hombre más lindo, dije al fijarme en su cara, que tenía una característica nunca determinada por mí antes en ninguno y era que sus cejas se unían formando una sola, bien pobladitas, y unos ojos gris claro que saltaban aun bajo la luz tenue del cuarto y eso que yo espiaba por un agujerito que solo permitía un ojo.

Para mí fue fenomenal cuando Carlos se despojó de los pantalones jeans y unos bóxers anchos de algodón de un solo tirón, quedando únicamente en unas calcetas blancas que contrastaban con el tono de su piel. Que par de nalgas mas duras note, no grandes pero si duras; se notaban los músculos de ellas tensándose en cada movimiento, wow, estaba nervioso, a cada rato volteaba a ver si mi padre no me sorprendía espiando al cuarto de al lado.

El corazón se me salía de lo excitado que estaba, que culo, las piernas por igual se formaban gruesas y peludas, como si tuviera otro pantalón abajo del que se quitó. Las pantorrillas las recuerdo gruesas y marcadas, se notaba que el tipo o hacía ejercicio o practicaba algún deporte seguido porque su cuerpo irradiaba fuerza y agilidad, después él me diría que se dedicaba a cargar piedras y arena de los ríos, trozas del los aserraderos en el camión que era propiedad de él desde los 16 años y que su padre le regaló.

Todo el hotel se escuchaba en silencio, debía ser entrada la madrugada. Sin despejar el ojo de mi agujero espía tampoco dejaba de observar si mi padre se despertaba; en eso noté que Carlos en vez de acostarse se enroscó una toalla a la cintura y salió del cuarto. Supuse que iría al baño, que estaba al voltear el pasillo.

Carlos salió del cuarto, sólo en unas sandalias y su toalla. Yo quedé helado y excitado, sin saber que hacer además de tener una erección que no sabía que hacer con ella. No lo pensé, salí del cuarto enrollándome la cintura en una toalla y un par de sandalias igual que Carlos, pensando encontrarme a ese hombre en el pasillo o el baño de ser posible. Esperaba que no fuera sólo a orinar y al estar en el umbral de la puerta di tres pasos atrás sin voltearme, tome una bocanada de aire y entré presuroso.

Al entrar, no podía creer lo afortunado que era, Carlos estaba tomando una ducha sin correr la puerta. Pasé frente a la ducha y pude observar fijamente pero rápido ese cuerpo, para mí el más bello del mundo, era el primero de un hombre adulto desnudo que veía.

Afortunadamente no me vio porque estaba frente a la regadera y enjabonando su cabeza. Me fui al cubículo de al par donde estaba un sanitario con puerta completa y llave pero que las paredes no llegaban mas de 2 metros y con todo el temor que sentía porque el corazón me latía a mil y creía que lo tenía en la garganta, me subí sobre el tanque del sanitario con el mayor cuidado de no hacer ningún ruido que alertara a mi bañista. Procurando no salir demasiado en la parte alta de la pared me asomé y la visión que tuve fue lo más espectacular que hubiera visto hasta ese momento, Carlos tenía su verga llena de jabón en la espesura de pelos que rodeaba su base y el leño totalmente tieso. Que delicia, no podía suponer como ver, espiar a un tipo, me pudiera dar ese gozo.

Carlos se enjabonó unas tres veces, tiempo durante el cual me escondía y volvía a subir para espiarlo. Decidí que antes que él terminará me tendría que ir para que no viera que yo estaba allí. Al bajar, la tapa del sanitario sonó y me puse muy nervioso, apuré mi huida pero fue imposible que no me mirase ya que su cortina estaba abierta y yo tenía que pasar frente para salir.

Al abrir la puerta él todavía estaba bajo el chorro de agua pero viendo al pasillo y al verme me dice: "Hola, hace mucho que estás allí verdad?" ufff, sentí que la tierra me quería tragar y para colmo mi toalla no ocultaba para nada mi erección, no me puse calzoncillos al salir de la habitación.

- Se nota que lo que viste te a gustado.- me dice Carlos señalando mi toalla. Quería que por arte de magia me pudiera transportar a mi cuarto y que el creyera que nunca me vio pero era imposible, no podía decir palabra, solo me le quedé viendo en silencio y luego Carlos retomó la palabra y con seña de su mano me invitó a pasar a la ducha. Sin saber que hacer me miró a los ojos y me dijo:

- Pon tu toalla en el gancho y entra, te va a gustar. El agua está tibia y yo te voy a enjabonar.

Como atraído por una fuerza mayor a mi, me despojé de la toalla y me adentré a esa ducha. Al pararme junto a él lo sentí gigante, debería medir 1.85 mts. de alto y el cuerpo se observaba muchísimo más rico que a través del agujero del cuarto o por encima del muro.

- Hace rato noté que me mirabas desde arriba, me gustaron tus ojos color miel, son lindos.

No se porqué, me calmaron un poco esas palabras, eso me indicaba que a él también le llamaban la atención los tipos.

Me tomó de la mano y la colocó en su pecho, que sensación más extraña, lo sentí fuerte pero suave a la vez, luego el puso su mano sobre mi nuca y se me acercó al oído y me dijo: "Me gustas". Eso era fuerte para mí, ya que era la primera vez que alguien me decía cosa igual. Luego besó mi mejía y mi frente y mis ojos y mi mentón y mis labios. Mis labios; que rico, esa boca cálida y gruesa, estaba besándome, mmm, un rayo atravesó mi cuerpo, sentí electricidad que me sacudió, no supe por unos segundos a que hora Carlos me tomó por la cintura y me pegó a él. Fue lo más fantástico sentir esa poderosa verga que se pegaba a mi ombligo y subía casi a la altura de mi pecho, la sentí gruesa, fuerte, dura, CALIENTE.

Me siguió besando y acariciando cada parte de mi cuerpo, me tocaba y yo lo tocaba. Me pegaba a él y yo me sujeté a sus hombros formando un abrazo alrededor de su cuello, teniendo que empinarme para alcanzarlo, pero no fue en vano, me tomó por las caderas y me sujetó en el aire. Que sabroso sentirse flotando teniendo un hombre rico y excitante como Carlos. Me acariciaba las nalgas y pronto llegué a sentir cómo uno de sus dedos jugaba con mi agujerito del ano.

El agua de la ducha resbalaba por nuestros cuerpos, yo le besaba la nuca, las orejas, los ojos, todo lo que tenía a mi alcance. Se recostó un tanto contra la pared de azulejos y comencé a sentir como algo grande y caliente se colocaba en la entrada de mi ano. Que sensación más rica y que angustia; presentía lo que venía, no creía que se pudiera. Sería penetrado por un trozo de carne palpitante, con una cabeza como hongo que sobresalía del tallo, ese leño media 19 cms y bien gruesos.

Carlos poco a poco fue jugando con mi peso y sintiendo que la punta de su gran verga punteaba mi ano, a veces más a veces menos, pero el abundante precúm iba ayudando a que cada vez entrara más. Ese hombre era un experto en las artes amatorias, no tengo idea cuanto tiempo estuvo jugando en mi entrada pero llegué a sentir un dolor que él ahogó con un beso de lengua profundo, sentía que mis garganta también estaba siendo invadida, pero que rico que dolor. Me sostuvo unos instantes y luego sentí como si poco a poco, a medida se iba adentrando, iba destapando pequeños espacios pero que llegaban a ser no dolorosos sino sabrosos.

Que sensación más orgásmica al sentir cuando ese trozo de carne pasaba por la próstata y que casi me hace desfallecer de la excitación. Mi verga bien tiesa se frotaba contra su abdomen. Luego que estuvo todo adentro, comenzó con sus brazos a subir y bajarme apretando con las paredes de mi recto todo su mástil.

Fueron unos veinte o treinta minutos de ímpetu, en los cuales me ensartó en el aire para luego dejarse caer al piso y hacer que lo cabalgara en la que era mi primera cabalgata y primer maroma sexual. Fantástico. No quería dejarlo salir de mi, pero el meneo era tanto que sin saber que ocurría lance un primer chorro de semen que llegó a su cuello y así varios más que no paraban de salir y sin haberme tocado siquiera. Al momento de lanzar el primer chorro comencé a sentir como un río de lava inundaba todo mi culito recién desvirgado con unos chorros que sentía espesos y gruesos, dignos de esa tranca.

Fue fenomenal. Luego de habernos calmados, pasaron más de dos minutos y yo permanecía ensartado en aquella verga que palpitaba todavía medio tiesa dentro de mí.

Al recuperarnos, estando aún abrazados, Carlos me besó muy tiernamente y me dijo su nombre. Yo le dije que mi nombre era Daniel y que mi cuarto estaba al lado del suyo. Carlos quería repetir.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

hola buen dia me llamo victor jose gil mi cedula de identidad numero 582.011 mi edad 18 años mi rol versatil serio discreto estudio universitario vivo con mi madre que es hipertensa y otras patologias medicas y mi padre de crianza murio hace meses de parkinson vivo en venezuela y la situacion esta complicada en mi pais y mi mama es pensionada tiene 56 años y no le alcanza para su tratamiento medico y hay dias que no tenemos para comer mi padre de crianza era de gran apoyo el que quiera darme una ayuda aqui mis datos bancario: bancaribe cuenta de ahorro numero:0114-0540-10-5401413296 si me puedes transferir victor jose gil cedula de identidad 582.011 correo:victor_gil1934@outlook.com disculpe la molestia generada

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