miércoles, 15 de abril de 2009

Con el ligón del barrio, después de una noche futbolera

A veces cuando una persona se fija un propósito, éste se puede volver realidad.

Yo tenía apenas 18 cuando un sueño erótico que llevaba frustrado más de 3 años se volvió realidad. Todo comenzó una noche de mundial de fútbol. Unos amigos y yo habíamos decidido ver los partidos y quedarnos a dormir ya que éstos se retransmitían desde Japón. Acordamos en dormir todos juntos a pesar de lo estrechos que quedábamos y de la incomodidad. Cuando acabó el encuentro nuestro equipo quedó ganador y fue tanta la dicha que nos animamos a quedarnos a ver el siguiente partido. De repente el hermano mayor del dueño de la casa llegó un poco tomado y con su otro amigo, ellos también querían ver el juego y ahora la incomodidad se hacía más grande.

La habitación constaba de dos camas gemelas y para ser mas amplio el lugar decidieron acomodar un colchón en el piso de la habitación, junto a la ventana del cuarto estábamos un primo y yo, en el suelo Esteban (el dueño de la casa) y su hermano mayor, y en la otra cama Cristian y Xandro, el amigo de dueño de la casa. Estábamos tomando, jugando, hablando cosas de hombres, pero claro yo me sentía incómodo ya que en esos temas no me desenvolvía muy bien. Pasado un rato el sueño derrotó a mas de uno y sólo quedamos despiertos mi primo, el hermano mayor de Esteban y yo.

Juan David, que así se llamaba el hermano, es un hombre muy bello, alto, de cuerpo promedio y todas las chicas del barrio hablaban de que tenía un paquete muy grande, lo cual me llenaba de curiosidad y morbo pero no iba a pasar de ahí. Juan David, que yacía en el piso, le pidió el favor a mi primo de cambiar de puesto con él ya que estaba muy incómodo y deseaba dormir placenteramente ya que tenía que madrugar para ir a trabajar. En ese momento me llené de nervios, tenía al hombre mas guapo de mi barrio durmiendo junto a mí. Pensaba en que no iba a pasar nada y que al amanecer todo sería igual pero el pensamiento me traicionaba y me hacía imaginar cosas eróticas, pero claro, él tampoco ayudaba a bajarme la calentura ya que empezó a decir que él dormía solo en boxers y que cuando estaba acompañado por alguien le gustaba dormir entrepernado. Yo me sentía morir, mi corazón latía al 100% y mi imaginación volaba hasta lo más recóndito de mis malos pensamientos.

Después de un rato todo lo que estaba sintiendo se calmó y de repente me quedé dormido en posición de cucharita, como se le dice en mi país. Esta posición consiste en dormir como en estado fetal mientras la otra persona rodea la espalda con su cuerpo quedando totalmente juntos. Yo sentía su calor y su respiración en mi nuca. Su aliento a licor entraba por mi nariz. Minutos mas tarde sentí como su pelvis se retorcía en mis glúteos y cómo sus manos acariciaban mi erecto pene con mucha suavidad y sutileza sobre mi ropa. Me puse muy nervioso y quité su mano de mi paquete pero el insistía hasta que mi debilidad me tomó totalmente. Prácticamente él hizo todo el trabajo para desvestirme, todo con movimientos suaves para no despertar a ninguno de los que dormían placenteramente. Logró bajar mi cremallera y quitarme el pantalón y sentí un calor inmenso en mi trasero. Mi ano de repente empezó a dilatarse y mi pene sentía explotar con la enorme erección que tenía. Yo quedé atónito, no sabía que hacer, pero con sus movidas y sus manos viajando por todo mi cuerpo fui entrando en confianza y empecé a tocarle su paquete por encima del bóxer. Me sentía morir, tenía todo eso en mis manos.

Empezamos a masturbarnos mutuamente y nos dimos el primer beso con tanta fuerza y desesperación que ya no nos importaba cuanta gente había en ese lugar, lo único que nos importaba era deshacernos de esas ganas que nos dominaban en ese momento. Yo ya entrado en confianza bajé desde sus labios hasta su grande y jugoso pene mamándolo de arriba a abajo y tocando su ano, que se dilataba. Él intentaba coger mi boca haciendo movimientos muy bruscos, eso me llenaba de excitación. De repente él me subió para seguirnos besando y me volteó de espaldas, llenó de saliva su mano y la introdujo en mi ano haciéndome gemir de pasión y llegó el momento: Introdujo su pene con tal suavidad que apenas sentí dolor, un dolor que rápidamente se convirtió en un placer desmesurado. Sus movimientos contra mi espalda se hacían cada vez más bruscos mientras sus manos me masturbaban con fuerza. El placer fue tal que me corrí al instante. Con sus manos bañadas en leche recorrió todo mi cuerpo hasta llegar al suyo y empaparse de mi semen. Luego en un beso apasionado con fuerza, de esos besos que uno no quiere soltarse jamás porque piensa que puede morir si lo hacen, metía su lengua hasta mi garganta y mordía mis labios con suavidad. En medio del beso sentí como mi ano se llenaba de algo que me producía mas placer. Él sacó de inmediato su polla y se vino más en mi espalda y la frotó por todo mi ser. Aunque para ese momento yo ya me había corrido, otra erección me surgió. Ya estábamos empapados de sudor y de olor a sexo pero cuando el notó que mi pene seguía aún erecto se lanzó contra él y lo metió en su boca haciendo movimientos circulares con su lengua que hacían que me retorciera de placer. Lo metía y lo sacaba rápidamente y con una mano introducida en mi ano hacían la clave perfecta para que me corriera de nuevo.

Luego de eso nos abrazamos y nos quedamos dormidos. Cuando desperté me sentía pegajoso y sudoroso pero estaba con él y eso me arrechaba mas. Me levanté y me fui al baño, cuando regresé a la cama él estaba de nuevo con una erección así que en la cama hicimos un equilibrado 69 y luego de tanto fervor me corrí. Él de repente me besó y pasó toda mi leche a mi boca, yo se la devolví para que él se la tomara y me arrojé contra su pene para tomarme la de él. Me acomodé de nuevo para ahora si descansar y me quedé dormido hasta el medio día. Fui el primero en despertar de todos, él ya no estaba, pero mejor, para no infundar sospechas en nadie.

Esa noche de placer todavía la recuerdo en mis momentos de masturbación, nunca olvidaré su gran polla en mi pequeño ano y en mi estrecha garganta, sus manos paseando por todo mi cuerpo...

Prisionero sexual en el día de mis cumpleaños

Ocurrió a principios de este mes, en fecha de mi cumpleaños. Días antes había terminado con mi novio después de una relación de 3 a 4 años de duración. Comprenderán que no me encontraba bien por este detalle. Sin embargo tengo un grupo de amigos quienes conocían mi situación y a pesar de ello organizaron una pequeña reunión en la cual bebimos unos tragos y cosas así. En eso, uno de ellos nos propuso ir a una disco gay. Todos estaban deseosos de hacerlo, uno de ellos me dijo que lo pasaríamos bien, entonces decidí irme con ellos.

Me puse un jean y un polo negro de manga cero, ya que tengo buen físico porque voy al gimnasio y también me dicen que soy atractivo. Ingresamos a la disco y vi a muchos muchachos y personas mas mayores con mucha euforia, pasándolo bien. Me dije a mi mismo que había bastante carne fresca y buena para comer esa noche. No tomé en cuenta que alguien me estaba viendo a mí como carne fresca lista para servirse.

Fui caminando y viendo si había alguien conocido, en eso alguien tropieza conmigo. Sentí algo duro en mi pierna, a lo cual no di importancia. Me fui al lado de mis amigos con los cuales platicamos y reímos bastante. Uno de ellos me invitó a bailar. Mientras bailamos vi que otro muchacho me hacía señas. Después de unos minutos sentí nuevamente algo duro chocando con mis glúteos, luego un dolor porque alguien también me pellizcaba. No logré ver de dónde venía. Luego vi que el muchacho que me hacia la señal estaba atrás de mi bailando y cada vez que yo daba vuelta me hacía la misma señal, me indicaba ir al lavabo. Luego de unos minutos accedí y fui al lavabo.

Según entré sentí que alguien me empujaba y cerraba la puerta. Cuando me di vuelta vi que era el muchacho que me hacía señas. Quise preguntarle pero no me dio tiempo, me agarró de tal manera que me sometió y empezó a besarme de tal forma que me dominaba ya prácticamente. Sentía que estaba a punto de ser violado, estaba un poco asustado ya que era más alto y robusto que yo. Me sometía fácilmente a su gusto, casi nada podía hacer ya que apenas podía respirar. Fue apegándose más a mi cuerpo, fue ahí cuando volví a sentir ese bulto, era su polla que estaba erecta. Me la hizo sentir en mi cuerpo mientras me besaba. No entendía qué pasaba pero me besaba tan rico que mi mente no atinaba a responder para defenderme, sólo quería sentir esos labios y brazos fuertes que me sometían y empezaba a sentir placer. Me agarró de la cintura mientras me besaba el cuello, las orejas, prácticamente sentía que me estaba violando, pero yo quería más porque ya estaba excitándome.

Apenas logré preguntarle su nombre, me dijo que se llamaba Sergio y volvió a cerrarme la boca con aquellos besos tan profundos que sentía que me quería comer vivo. Logré zafarme un poco y le pregunté qué hacía. Me dijo: - Soy tu regalo de cumpleaños, y tú serás mi regalo la próxima semana”. Le pregunté porqué lo hacía, y me llamó de mi nombre y apellidos. Eso me dejó sorprendido y me volvió a atrapar en sus brazos, me arrinconó a la pared mientras empezaba a desvestirme. Ya su mano estaba dentro de mi jean tocando mis glúteos, acariciándolos, al mismo tiempo me decía que quería poseerlo.

No me quedó más que entregarme a ese placer, lo sentí muy ardiente abrirle el cierre de jean, logré llegar a su polla, para tragármela completa. Esta vez él estaba en mi poder, se la mamé de tal forma que sólo escuchaba sus gemidos de placer que se confundía con la música de fuera. Le bajé los jeans y empecé a disfrutar su cuerpo, me levantó con sus brazos poderosos y me besó nuevamente para quitarme el polo y empezar a lamer todo mi cuerpo. Llegó a mis glúteos, lamía mi espalda de arriba abajo y luego mis nalgas de manera circular, al fin llegó a mi culito, el cual latía de deseo de ser penetrado, de recibir aquel delicioso manjar del cual era prisionero. Sin embargo la razón me decía que algo no andaba bien. Reaccioné un poco, le pregunté porqué hacía eso si ni siquiera lo conocía. Me respondió que sabía todo de mi, dijo mi nombre y luego me besaba, me dijo que era mis cumpleaños y volvió a besarme, me dijo que había terminado con mi ex y que ahora le pertenecía, me dijo muchas cosas de mí y me besaba de manera intermitente.

No entendía cómo conocía tanto de mí. Luego me dijo que me había visto en un karaoke dos semanas atrás y que le gusté demasiado y que desde ese momento se propuso tenerme. Ni bien terminó la última palabra, me atrapó nuevamente en sus brazos y me dio la vuelta, momento en el cual sentí su polla erecta rozando mi culito, que latía de ansiedad de ser penetrado al sentir su polla. Entonces me dice dijo: - Sopla la vela. No le entendí, me dijo nuevamente: Sopla la vela. Ahí me hizo sentir la cabeza de su polla alrededor de mi ano, entendí el mensaje y empecé a moverme para que su polla sintiese mi culito, me dijo en ese instante: - Feliz cumpleaños. Mientras empezaba a penetrarme. Una vez dentro de mí, me susurró al oído: - Tienes 19 centímetros dentro de ti que están marcando territorio para siempre. Sentí como entraba y salía de mi culito, sus brazos poderosos aferraban mi cuerpo, solo tenían una finalidad, tenerme. Al ritmo de él empecé a moverme como una putita, pues me había capturado. Estaba prisionero por un hermoso hombre el día de mis cumpleaños. Me moví mucho para sentir ser penetrado por su polla, una estaca que entraba y salía en todas direcciones. Yo quería más y más hasta que empecé a escuchar sus gemidos de placer y el grito del clímax al que llegó, disparándome su leche calientita en mi interior. Al finalizar, no quiso soltarme, sólo me decía que ya era de él y que a partir de ese momento era suyo, su putita, y que no iba a dejarme escapar. Nos vestimos, cuando recién nos dimos cuenta que había gente afuera queriendo entrar al lavabo, me beso y me saco abrazándome, mis amigos nos vieron y solo sonrieron, creo que fueron cómplices de estar prisionero el día de mis cumpleaños, ahora estoy prisionero de él.

jueves, 2 de abril de 2009

Amigos del internado

Eran las ocho de la mañana y el despertador de la habitación de mi internado estaba sonando. Como siempre, ninguno de mis compañeros se iba a levantar a apagarlo. Cinco minutos después llegaba el profesor de gimnasia a decirnos que lo apagáramos y, como siempre, me tocó a mí. Cuando miré hacia la cama de uno de mis compañeros (que me gusta mucho y esta realmente bueno y que a partir de ahora le llamaré chico X) ya estaba allí la puta de su novia besuqueándole (a la que yo, falsamente, llamo "amiga"). Miré hacia mis otros dos compañeros que estaban todavía dormidos. A por cierto, me llamo Alejo y acabo de cumplir los 18 años.

Todas las clases transcurrieron con normalidad y llegó el esperado final de la clase de gimnasia. Fuimos al vestuario para ducharnos y como somos tantos chicos en la clase nos duchamos por turnos. Yo siempre intento colocarme en la ducha de al lado del chico X. Esta vez, lo conseguí. No hubo nada especial, pero he de deciros que tiene una muy buena verga y cuando se agachó a coger el jabón le toqué el culo con disimulo.

Ya por la tarde, estaba yo solo en nuestra habitación leyendo en mi cama cuando entró Yon, uno de mis compañeros de habitación:
-Hola- Le dije sin levantar la vista del libro.
-Como que hola- Dijo él. Su actitud me pareció extraña, ya que está siempre de mal humor conmigo sólo por ser yo homosexual y sin embargo él siempre estaba besándose con las chicas por ahí.
Levanté la mirada del libro y... ¡estaba desnudo! Se acercó a mi cama, me cogió de la muñeca y me empujó contra el armario. A mí nunca me había gustado aunque estaba muy bueno. Me hacía mucho daño, yo empecé a gritar que parase y él me quitó los pantalones y me rasgó la camiseta. Sentía su miembro contra mi culo y con una mano me tapó la boca y la otra me la metió dentro de los calzones y empezó a sobarme el pene. Pero ya era tarde, acababan de entrar por la puerta de la habitación una limpiadora y el jefe de estudios.
-Yon!- Gritó el jefe de estudios-suelta a Alejo ahora mismo.
Pero él no le hizo caso y mirándole siguió apretándome contra el armario con su pene; yo estaba llorando.
-Yon- Dijo otra vez- ¡Ya!
Y Yon me soltó. La limpiadora me recogió, me llevó a mi cama y me abrazó.
-Vístete ahora mismo y ven conmigo al despacho- Siguió el jefe de estudios.
Después llegaron Eli (esta si es amiga de verdad) y el chico X; la limpiadora se fue y Eli ocupó su lugar.

Ya por la noche estaba yo solo otra vez en la habitación ya que Yon estaba castigado en la biblioteca, mi otro compañero estaba en la habitación de su hermana pequeña y el chico X estaba en el bar puesto que hoy era la noche en la que el colegio podía dar alcohol a los mas mayores.

Cuando iba ya por el último capítulo de mi libro, oí la puerta abrirse y un olor a alcohol inundaba la habitación.
-Hola- Me dijo el chico X.
-Hola- Respondí yo levantando la vista del libro.
Iba sin camiseta, con todo el pecho mojado y tuve un impulso de tirarme a por él.
-¿No estas un poco borracho?
Se tumbó encima mio con la cara muy cerca de la mía y me dijo que a lo mejor era yo el que estaba mal. Se volvió a levantar y tambaleándose se quitó los pantalones y los bóxer. Tenía su miembro erecto. Se volvió a acercar a mí y me quitó los pantalones de un tirón. Yo me quedé muy sorprendido. Puso su cara sobre mi paquete, mi pene ya estaba erecto, luego levantó la cara y empezó a jugar con mi miembro erecto por encima del bóxer. Yo estaba quieto, casi sin respirar y no sabía lo que hacer. Me bajó el bóxer y empezó a mamar tan rápido y bien que no pude evitar soltar unos gemidos de placer. -Te gusta, ¿verdad? Esto es lo que te gusta ¿no? Pues toma, maricón.
Y me dio la vuelta y me metió su miembro dentro y grité de dolor y placer. Siguió cada vez más fuerte. Bajó su cara hasta la mía y me lamió la mejilla. De repente sentí un placer increíble y él sacó su pene, me dio la vuelta otra vez y me echó todo su esperma en el pecho. Me levanté, él se tumbó boca arriba y yo me tumbé sobre su pecho y me dio un beso como jamás me lo habían dado.

Dormimos toda la noche. Me levanté y él todavía estaba dormido. No había nadie más en la habitación. Me vestí y bajé a desayunar.
Como era el día de mi cumpleaños todo el mundo me felicitó. Cuando estaba terminando de desayunar bajó el chico X y se sentó enfrente de mí, no dijo nada.
A las doce, vinieron mis padres a recogerme, yo ya estaba con mis maletas abajo y vinieron mis padres a recogerme. Justo cuando iba a subirme al coche escuché mi nombre, me di la vuelta y era el chico X que llegó a mi lado y me felicitó.
-¿Y tú eres...?- Preguntó mi padre, que tenía mis maletas en la mano.
-Su novio- Y me dio un beso en la boca y salió corriendo hacia el colegio.
-¡Sube al coche!- Gritó mi padre.

Subí al coche y, mirando hacia atrás, dije: Marcos!
FIN