Esto es lo más excitante que me ha pasado. Todo sucedió durante unas vacaciones en la playa, estábamos tomando el sol pero yo tenía ganas de broncearme desnudo y por la cantidad de gente que había y al no ser una playa nudista no podía hacerlo, entonces alquilé una bicicleta marina y me fui a buscar un lugar donde pudiera asolearme y bañarme en el mar totalmente desnudo como a mi me encanta. Pedaleé durante unos 10 minutos y encontré una playita totalmente desierta y muy hermosa, tendí mi toalla, me quité el speedo y me tumbé al sol.
Llevaba algunos minutos cuando sentí un ruido, yo estaba boca abajo así que levanté la cabeza y apareció ante mí un hombre negro como de 1.80 de alto, delgado y marcado con un cuerpo increíble. Sólo vestía una bermuda y era evidente la erección que tenía, yo hice como que no le había visto, pero no pude evitar sentir una tremenda excitación. El hombre se me acercó y me dijo qué hacía por acá tan solito. Levanté nuevamente la mirada y junto a la enorme y maliciosa sonrisa del hombre pude ver que tenía la verga muy dura y que le apuntaba hacia la derecha. Yo sonreí y él se quitó la bermuda. En ese momento me sentí a punto de reventar, creí que me vendría solamente con rozarme. Instintivamente me acerqué y lo empecé a masturbar, él me pegó a su cuerpo y me besó con mucha intensidad. Yo tengo muy buen cuerpo y buen culo pero era más bajo que él. Me levantó y quedé abrazado a su cuerpo con mis piernas, su verga casi me penetraba, me bajé y empecé a darle una mamada que me daba tanto placer como a él, que exclamaba y se movía. Me dijo que quería dar por ese culito tan rico. Yo tenía algo de miedo porque me imaginaba cuanto me iba a doler, pero me puse en cuatro sobre la toalla y él se lubricó ese tremendo vergón de 20 cms y me lo empezó a meter.
Al principio me dolió pero me lo fue metiendo poco a poco y cada vez sentía más placer. Mi excitación y placer no tenían límite. Luego él me levantó y me puso en la posición inicial, yo abrazado a su cuerpo con mis piernas, y me penetró de una manera que nadie lo había hecho. Me dijo que iba a eyacular y le dije que lo hiciera en mi pecho, pero me dijo que no me lo quería sacar, que me masturbara para venirnos al tiempo. Así lo hice, gritamos de placer y nos movimos tan rico que sentí que me desvanecía por momentos. Luego se arrodilló sin dejarme bajar y se acostó sobre mí sin sacármelo. Me dijo que había sido increíble y yo también le dije que lo había disfrutado mucho. El sudor nos cubría totalmente y el olor a macho que despedía este hombre era enviciador.
lunes, 16 de febrero de 2009
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